miércoles, 14 de abril de 2021

RELACIÓN DE LA PELI DE PINOCHO CON LA RELIGIÓN CATÓLICA

 El cuento/peli de Pinocho es la historia del alma humana y espiritual.  Pinocho es creado bajo la influencia de dos personas:

- Masculino: Gepetto (padre-Dios)

- Femenino: El Hada Azul (madre-Virgen María)

El hada elige a Pepito Grillo para que sea la conciencia de Pinocho, (saber lo que está bien y lo que está mal, y así elegir lo bueno).

Lo que más quiere Gepetto es que Pinocho llegue a ser un niño de verdad y reza para ello, pero  Pinocho sólo puede llegar a ser un niño de verdad si aprende a ser un niño bueno.  

Gepetto manda a Pinocho al cole cargado de cariño y con muchas ganas de aprender para convertirse en un niño de verdad, pero el mundo está lleno de problemas.

A pesar de que Pepito Grillo le dice que no, Pinocho se va con Juan el Honrado y se une a una compañía de circo, (aunque hagamos el mal, Dios nos deja que seamos libres, nosotros somos los que tenemos que elegir el buen camino).  En su representación recibe muchos aplausos y está contento, pero luego... lo encierran en una jaula.  Si nos dejamos llevar por el orgullo nos puede dar placer, pero a la larga nos produce dolor.

El hada azul va a ver porque Pinocho está en la jaula y Pinocho la dice mentiras y con cada mentira le crece más la nariz, entonces Pinocho ve que no puede ocultar el mal y reconoce sus errores, y se arrepiente de ello, (al igual que nosotros, si no reconocemos nuestros errores ante Dios no podemos aprender).  El hada le perdona y le da otra oportunidad. (Dios perdona siempre).

Pepito Grillo quiere ayudar a Pinocho, pero otra vez aparece Juan el Honrado y le invita a la Isla de los juegos, donde los niños pueden jugar y hacer todo lo que quieran, Pinocho se va a la Isla. (No nos gusta esforzarnos y queremos recibir todo a cambio de nada).

Los niños en la Isla se lo pasan muy bien y hacen cosas malas, pero... como no hacen nada bueno y  no estudian se convierten en burros y algunos no saben hablar. (Lo mismo pasa con el alma humana, si no trabajas te olvidas de quien eres y de cual es tu misión).  Pinocho se da cuenta de que le está saliendo orejas y rabo de burro y pide ayuda a Pepito Grillo y salen de la Isla.

Van a casa a buscar a Gepetto y no está (aquí vemos cómo  buscamos a Dios y cómo Dios nos busca a nosotros).  Le dicen que está en el fondo del mar en el vientre de una ballena.  (El mar representa un símbolo del insconsciente, la ballena un símbolo de recuperación del espíritu y de la materia).

Pinocho y Pepito Grillo buscan a Gepetto y les traga la misma ballena, se encuentran en la tripa de la ballena y se ponen muy contentos y deciden salir a la luz del día y a la tierra.  (Nosotros tenemos que rezar y meditar sobre nuestra vida diaria, ver lo que estamos haciendo bien y lo que estamos haciendo mal).

Pinocho consigue escapar pero cuando están en medio del mar Gepetto parece que se va a ahogar y Pinocho se sacrifica para salvarle.  (Este es el motivo por el que Pinocho comienza a ser un niño de verdad, demuestra el amor desinteresado, y dejamos de mirar por nosotros mismos para mirar a los demás).

Al volver en sí, Gepetto en la playa se encuentra el cuerpo sin vida de su hijo y muy afectado se lo lleva a casa, pero la acción del amor del niño hacia el padre le cumple el deseo de ser un niño de verdad.  (El significado de la vida es que seguimos el proceso de reconocer nuestra verdadera naturaleza de Dios que es nuestro creador).

La clave del cuento es el amor, la ofenda desinteresada, que significa la renuncia al "Yo" egoísta.  El propósito de la vida que compartimos todos los hombres es manifestar el amor a Dios, a los demás y hacia uno mismo.

martes, 6 de abril de 2021

SE LLAMA JESÚS

Que si nació hoy, que si nació ayer, que si nació aquí, que si nació allá.  Que si murió a los 33, que si murió a los 36.  Que cuántos clavos, que cuántos panes y pescados.  

Que si eran reyes, que si eran magos.  Que si tenía hermanos, que si no tenía.   Que dónde está, que cuándo vuelve.

A mí me agarró la mano cuando más lo necesitaba. Me enseñó a sonreír y agradecer por las pequeñas cosas.  

Me enseñó a llorar con fuerzas y soltar.  Me enseñó a despertarme saludando al sol y a acostarme con la cabeza tranquila.  A caminar muy lento y muy descalzo. Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí.  Me enseñó  mucho.  Me enseñó a quererme con ganas.  A querer al que tengo al lado. 

Me enseñó que siempre me está hablando en lo cotidiano, en lo sencillo,  a manera de mensajes y que para escucharlo, tengo que tener abierto el corazón.

Me enseñó que un gracias o un perdón lo pueden cambiar todo.  Me enseñó que la fuerza más grande es el amor y que lo contrario al amor es el miedo.  Me enseñó cuánto me ama a través de mil detalles.

Me enseñó que los milagros sí existen.  Me enseñó que si yo no perdono, soy yo el que se queda prisionero, y para perdonar primero tengo que perdonarme.

Me enseñó que no siempre se recibe bien por bien, pero que actúe bien a pesar de todo.

Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia.  Me enseñó a buscarlo dentro y no fuera.

Me deja que me aleje, sin enojarse.  Que salga a conocer la vida.  A equivocarme y aprender. 

Y me sigue esperando y cuidando.

Hasta me dejó aprender de otros maestros, sin ponerse celoso.  Porque es de necios no escuchar a todo el que hable de amor.

Me enseñó que sólo vengo por un tiempo, y sólo ocupo un lugar pequeño.  Y me pidió que sea feliz y viva en paz, que me esfuerce cada día en ser mejor y en compartir mi luz conociendo mi sombre, que disfrute, que ría, que valore, y que él SIEMPRE va a estar en mí... que aunque dude y tenga miedo confíe, ya que esa es la fe, confiar en Él a pesar de mí...

Se llama Jesús.